Arrástrame al Infierno (Drag me to Hell)

Decepción, eso es lo que pensé cuando terminé de contemplar este metraje. Sam Raimi es un director con una firma característica en cuanto a películas de terror, las cuales le dieron cierto renombre y se hicieron objetos de culto en los 80’s.
Pero esa fórmula y gloria pasada no se encuentran presentes aquí, cierto que posee muchos matices nostálgicos, mas, es sumamente pretenciosa.
Como terror es una divertida comedia, reía en las partes donde se suponía que uno debía espantarse, puede que algunos fragmentos estuvieran diseñados para hacer reír, como la grapa en el ojo de la gitana, pero la escena completa con la espiritista era estúpida, suponiendo que debía estremecer, y no lo hace.
Tiene una estética particular en cuanto a los decorados pero no son agradables a la vista y más bien parecen fuera de contexto.
Se asfixia con elementos repetitivos desde lo asqueroso, una vez da resultado, pero tres pierde el sentido de la intención original. Cuenten el número de veces que la chavalita traga cosas repulsivas y entenderán mi punto.
Me pareció cansada, aburrida, y carente de emoción. No produce terror o miedo, y da cólera las estupideces de la joven víctima interpretada por Alison Lohman, este es problema del argumento y el guión tiene huecos en cuanto a la originalidad de los hechos, los personajes y el final pudieron trabajarse muchísimo más para no ser tan cuadrados en cuanto a su particularidad y predictivilidad.
En términos generales no me gustó, puede que tal vez a algún grupo de adolecentes sin nada mejor que hacer les llame la atención, pero, no aporta, no entretiene y no vale la pena de ver.
Le pongo 4 Chompipes. Si la ven, les aseguro que de la risa y el asco no pasan, el terror me lo quedaron debiendo y el final decepciona.