viernes, 2 de enero de 2009

Despereaux: un pequeño gran héroe (Tale of Despereaux)

Esta animación es como el primer desayuno realizado por un niño, puro huevo revuelto que se digiere por compromiso más que por que valga la pena.
La trama no está bien definida a pesar que supuestamente todo gira en torno al "ratón sin miedo", tiene varios sub temas pero no los cuajan apropiadamente y que al no profundizarlos arruinan el resto del banquete.
Por otro lado, Despereaux me pareció más un busca pleitos con rostro tierno que deseaba romper las reglas simplemente por el placer de hacerlo que un verdadero héroe, algo así como un pequeño Ted Bundy en ratón y de niño; cabe leer un poco de lo que plantea Robert D. Hare con respecto a la personalidad limite. Una metáfora de hacer lo que a mí me parece, en ves, de lo que las reglas dicen, no creo que sea algo adecuado, la interpretación es libre, pero no por eso se debe dejar completamente al azar cuando es una cinta para pequeños… pero no soy un censor moral así que cada quien opina lo que mejor le parece.
La historia, revuelta, desde el principio tiene errores de continuidad al igual que la animación, vemos en un momento al ratón saltando para sujetarse en una cuerda para luego estar caminando sin saber cómo llego ahí, pero eso se perdona.
Es lenta, un poquito, pero entretiene. Me gustó la animación y las texturas, el estilo triste me agrado. No perdono el revoltijo de temas, por un lado me quiero vengar y por otro te quiero perdonar… eso parece un ciclo de violencia.
Le pongo 3 Chompipes, se puede ver en cine, pero si podes esperar, mejor vela en DVD.

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3 comentarios:

Pablo Vargas dijo...

Mano opino lo mismo, desde que vi el trailer en los cines, me parecio que la pelicula es divertida, un poco simplona en algunas partes del argumento, pero tampoco un fiasco. Para ver en casa. Sin duda. Saludos!!

wílliam venegas segura dijo...

He aquí una película extraña. Hablamos de la cinta animada "Despereaux: Un pequeño gran héroe" (2008), coproducción anglo-estadounidense dirigida por Sam Fell y Rob Stevenhagen, basada en la obra literaria escrita por Kate di Camillo, donde los ratones vuelven a ser protagónicos, como les sucede desde que Disney creó al singular Mickey o Miguelito.
Ahora se trata de un ratoncito singular, Despereaux, con unas orejotas como las del elefante Dumbo. El caso es que nuestro ratón ha nacido sin miedo a nada. Esto es insólito en una sociedad que se sustenta –más bien– sobre el recelo o la turbación ante lo que sea.
Más que ratón, Despereaux se siente valeroso caballero, como un quijote roedor, dispuesto a salvar princesas humanas y reinos también humanos frente al mundo dantesco de las ratas. ¿Suena raro, verdad? Lo hace con honor frente a la perversión de las ratas, dirigidas estas por un personaje que nos recuerda al famoso Nosferatu del cine expresionista del terror.
Sin duda, he aquí lo mejor de esta película ratonil: su presentación formal, tanto en los personajes como en los decorados. Se llena de plasticidad sensible y oportuna, sea desde los espacios expresionistas y horrendos del mundo de las ratas hasta el barroquismo con luz modeladora, al estilo de las pinturas flamencas de Vermeer o de los Breughel, con extremada sensibilidad técnica.
Frente a eso, el talón débil de este filme animado está en la estructuración del relato, porque las distintas subtramas parecen volar por donde bien quieran, para juntarse de manera arbitraria y volverse a soltar. Así se expresa la pérdida de coherencia de la narración. Sin duda, la complacencia formal va en detrimento de la fluidez del relato, armado este a lo que salga.
El colorismo es muy bueno, pero la fábula es torpe, y la película pierde unidad como recreación imaginaria. En este caso, “de nada vale un beso si solo se queda en eso”, o sea, de poco valen buenas imágenes en un mal relato, es como una buena hoz para un mal segador.

Tara dijo...

a mí sólo me gustaría destacar los dibujos: la recreación de la arquitectura (neo-)gótica, resplandeciente en el mundo de los humanos, y oscura en los subsuelos ratoniles, está muy bien recreada. Incluso diría que es claramente de estilo francés.

por lo demás, típica película disney: todo muy moralista, con un final feliz vomitivo.