Terminator: La Salvación (Terminator Salvation)

Estamos una vez más ante una réplica de aquel fenómeno tectónico de bajo presupuesto, catalogado como cine de “clase B” de la década de los 80’s: Terminator, y que en esta cuarta entrega intenta dar nueva vitalidad a la franquicia cuasi enterrada desde hace años.
La historia transcurre en el 2018, varios años después del ataque de las máquinas y siendo John Connor parte de los líderes de la resistencia contra las máquinas, de este medio emerge un personaje misterioso que murió en el año 2003 llamado Marcus quien no tiene recuerdos exactos de cómo llego ahí, pero que ve como el mundo en el que vivía ya no existe. Por pura casualidad conoce al adolecente Kyle, y luego, este es secuestrado por las máquinas para fines no específicos, de esta forma Connor y Marcus deben ir a rescatar a Kyle, esta es la historia a grandes rasgos.
El largometraje es para fanáticos de esta franquicia, esos que conocen al dedillo casi que cada escena, así como todo pequeño aspecto que se puede apreciar de las tres cintas predecesoras, verán detalles interesantes como el origen de la famosa cicatriz de Connor, aparecerá la canción ”You could be mine”, la voz de Sarah Connor de las cintas que le hizo a su hijo mientras era bebe, la foto de la cual se enamora Kyle, la forma en que Connor conoce a su padre Kyle, y otros detalles para fans. El mejor de todos es la pelea con el T-800 con un Arnold Schwarzenegger creado a partir de imágenes por computadora, maquillaje virtual y muchos efectos de cámara.
El director McG no es de mis favoritos pero se la juega inyectando acción y en los detalles técnicos. El actor Sam Worthington es el que mejor hace su papel, es intrigante y misterioso, en contraposición tenemos a un Christian Bale algo flojo y sin carisma en su interpretación.
La película es bastante entretenida; si no nos ponemos a cuestionar nada de nada de la misma, como por ejemplo: de dónde salió Marcus exactamente, cómo las máquinas sabían que Kyle era el futuro padre de Connor, cómo podían hacer trasplantes de corazón sin máquinas, doctores y en plena intemperie, acaso Connor se hizo auto campaña publicitaria para que todos lo vieran como un “profeta” o muchas otras interrogantes más.
Se deja ver, pero si no has visto las anteriores puede que se vuelva algo confusa, sus dos mayores defectos son: fue hecha para fanáticos y las preguntas que se generan mientras se observa; eso sí, hay que hacerse de la vista gorda de que no aporta nada en aspectos filosóficos, de crítica o en profundidad temática; es pura adrenalina en frasquitos y forraje para fans, nada más. Le pongo 3 Chompipes. Pudo ser peor.