Johnny Depp no me sorprendió con un buen desempeño histriónico en esta cinta, al igual que sus contrapartes Marion Cotillard y Christian Bale, todos grandes actores, lo que me sorprendió es la forma liviana como se presentó la historia de John Dillinger, uno de los asesinos y roba bancos más escurridizos de la historia de Estados Unidos, eso sin mencionar la legión de cadáveres esparcidos por donde estuviera. Acá se le muestra de forma idealizada, el ladrón correcto y señoril, hombre enamorado y dispuesto a todo por sus amigos, si buscan la historia verán los errores en el argumento que presenta el film.
A pesar de esta “libertad artística”, la cinta es grandiosa, bien hecha, majestuosamente dirigida por el genial Michael Mann, la escena inicial no se puede perder, si llegas tarde a la función mejor regresar a casa. La elipsis narrativa nos lleva a un recorrido sinérgico por todo el océano emocional y predatorio en que los caracteres se desenvuelven, como tiburones en busca de sus próximas presas, atmosfera irónica de esa época, una mezcla entre ingenuidad e instinto animal.
La cinta es un homenaje a las viejas producciones hollywoodenses de gánsteres, nos satura esa sensación del rodaje clásico y llena de líneas sutiles de ese cine antiguo pero gratificante, detalle genuino que solo este director podría regalarnos.
Me agradaron los primeros y los últimos diez minutos de toda la cinta, pues son metáforas, ambas diferentes en técnicas y detalles, una moderna, aguerrida y dinámica, la segunda es más personal y simbólica.
Gran película sobre criminales, tan buena que casi los coloca en un pedestal, pero sin caer necesariamente en el adorno de esa vida delictiva. Si bien es cierto, el largometraje especifica su intención en este aspecto, al dedicar la producción a los criminales de antaño.
La recomiendo mil, le pongo 0 Chompipes, es fulminante en el manejo de su realización, buen cine, por parte de un buen director.
A pesar de esta “libertad artística”, la cinta es grandiosa, bien hecha, majestuosamente dirigida por el genial Michael Mann, la escena inicial no se puede perder, si llegas tarde a la función mejor regresar a casa. La elipsis narrativa nos lleva a un recorrido sinérgico por todo el océano emocional y predatorio en que los caracteres se desenvuelven, como tiburones en busca de sus próximas presas, atmosfera irónica de esa época, una mezcla entre ingenuidad e instinto animal.
La cinta es un homenaje a las viejas producciones hollywoodenses de gánsteres, nos satura esa sensación del rodaje clásico y llena de líneas sutiles de ese cine antiguo pero gratificante, detalle genuino que solo este director podría regalarnos.
Me agradaron los primeros y los últimos diez minutos de toda la cinta, pues son metáforas, ambas diferentes en técnicas y detalles, una moderna, aguerrida y dinámica, la segunda es más personal y simbólica.
Gran película sobre criminales, tan buena que casi los coloca en un pedestal, pero sin caer necesariamente en el adorno de esa vida delictiva. Si bien es cierto, el largometraje especifica su intención en este aspecto, al dedicar la producción a los criminales de antaño.
La recomiendo mil, le pongo 0 Chompipes, es fulminante en el manejo de su realización, buen cine, por parte de un buen director.
6 comentarios:
Mano no sabe cuanto me alegra leer su critica. Yo a esta cinta le llevo unas ganas increibles, tengo que ir a verla apenas pueda, gracias por la recomendación, feliz fin de semana!
Tengo demasiadisimas ganas de ver esta peli!!!!!!!!!!!!!!!!
Y que sexy se ve Depp en el afiche... uff
Ya me dieron ganas de verla, excelente blog!
Chamu, Dillinger fue duro y usted dice que cruel y asesino (repite el discurso oficial) porque se dedicó a la noble tarea de robarles a los bancos que le robaban al pueblo y tenían al capitalismo en una crisi ficticia como la de hoy. Es como robarles a las corporaciones hoy, ¡qué bueno sería!
KAGOSSITA: ¿no quieres ir conmigo al cine? Usted sabe que yo la amo.
chismi:
le acepto la invitacion (ir al cine gratis suena) pero esas varas de amor me awebas!!
Enemigos públicos
Es cine gansteril
Tiene fuego del arte
WÍLLIAM VENEGAS
wvenegas@nacion.com
El director estadounidense Michael Mann, hijo de un inmigrante ruso y de una mujer de Chicago, evidencia su idoneidad en cada una de sus películas y mantiene una filmografía notable, a la que ahora agrega un título excelente como lo es Enemigos públicos (2009), con Johnny Depp, Christian Bale y Marion Cotillard.
Con un soplo romántico que no le va nada mal, propio de la novela de Bryan Burrough que le sirve de base al guion, Enemigos públicos es la historia del legendario gánster de la época de la Gran Depresión, John Dillinger, quien se convirtió en símbolo popular, porque Dillinger fue carismático atracador de los bancos que habían hundido a Estados Unidos en crisis económica. Para perseguirlo, se creó el FBI.
Así, Enemigos públicos se nos muestra como una creativa y artística expresión del llamado “cine negro” (film noir), cuya puesta en escena recrea la temática del crimen y de la violencia, para –desde ahí– asumir una determinada actitud estética, ideológica y política, siempre crítica, a la que Michael Mann se entrega con pinceles de talento y agudeza en la mirada.
Esta vez, la denuncia sociopolítica se muestra tan cortante como las garras de un puma o el pico de un águila. El filme asume un punto de vista desde la llamada línea “crook-story” (con protagonismo del delincuente, valorado casi como un héroe), contraria a la línea “hard-boiled”, donde el protagonista es el detective.
El núcleo argumental de Enemigos públicos, el planteamiento de situaciones, el desarrollo del relato, el ritmo o compás de la narración, los diálogos, sus puntos de giro, todo ello mostrado con agudeza, arte, habilidad y talento, se enriquecen con la fina recreación de época, el aporte de la música, la grandiosidad de la fotografía y las actuaciones con superávit: intensa dirección de actores.
La sintaxis acabada del filme, como la redondeada sonrisa de un cocodrilo (diría el escritor de policiales Raymond Chandler), nos pone ante un filme magistral de asistencia obligatoria.
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