jueves, 23 de abril de 2009

Una pasión secreta (The Reader)

Hay películas sobrevaloradas; esta cinta es uno de esos casos, ya que el montaje está algo desordenado para mi gusto, perfectamente pudo dejarse una edición lineal sin que esto afectar la historia. Luego, posee un montón de escenas innecesarias que no aportan nada, por ejemplo recién iniciando el largometraje la secuencia en la alcoba, más adelante, la escena donde el tipo se dirige en automóvil hasta una construcción y se queda ahí si hacer nada; y una de las escenas finales donde le entrega un dinero a una mujer.
Continuando, la película no me pareció para nada romántica si es que piensan encontrar algo así por el estilo, es decir, no lo es, es la historia de un abuso. El tipo, ya de adulto, se comporta con todas las características de una persona abusada; si se ve desde ese punto psicológico se apreciara su valor dramático y se comprenderá la lucha interna del personaje principal y el remordimiento de la mujer, y del porqué de la decisión final de ella, de lo contrario, no tendría sentido.
Es sumamente lenta como pasito de tortuga.
El simbolismo de la limpieza para preservar la pureza está presente en todo momento, esa pureza y candor que se han perdido, la destrucción de esa ingenuidad como sello para ingresar a la vida adulta. El significado oculto en cada baño es necesario para entender el peso de lo que está ocurriendo.
Ahora bien, las actuaciones estuvieron bien, pero no para tantos premios, Kate Winslet se transforma, es cierto, pero no es una de sus mejores actuaciones. Me pareció mejor en Revolutionary Road.
La película tiene miles de errores de lógica, por ejemplo, la trama ocurre en Alemania, y todos hablan inglés, se perdona, pero todo lo que leían estaba escrito en inglés, a excepción de las placas de los automóviles o los rótulos de las calles, eso llega a ser una burla al espectador por el abuso a su inteligencia.
El punto medular de este largometraje es el juicio de Hanna, ese me pareció el mejor momento de la cinta, donde los últimos trazos de inocencia son destruidos y el chico cae en cuenta de que la mujer que él admiraba en realidad no era tan buena. Y es ahí cuando él se siente abusado.
Es cine de emociones, fuerte y de análisis. Le pongo 2 Chompipes. Y ese premio Oscar de Kate Winslet, para este largometraje, está a mi parecer sobrevalorado.

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, yo soy uno de los que la “sobrevalora”. Dentro del contexto de los Oscar, me parece quizá la mejor, por mucho, superior a ”Revolutionary Road” o ”Slumdog”.

Stephen Daldry demuestra con esta cinta, hasta ahora, ser bastante sólido y consecuente con sus propuestas, donde el elemento emocional está presente sin ser excesivo o cursi: “Billy Elliot”, “Las Horas”.

La historia está bien construida, no vi los problemas de “lógica” que señalás.

La situación de Hanna es terrible, porque no se trata de que ella sea “mala”, es que es su única forma de ver el mundo, un mundo que le ha negado las opciones. En el juicio, contrario a lo que uno pensaría, de que ella va a pedir disculpas, lo que vemos es el total desconocimeinto de la situación y de las cosecuencias: ella solamente acató las reglas. No es capaz de ver otras opciones, porque está cohartada por el sistema. Y eso sucede todos los días, de lo más simple a lo más terrible.

¿Acaso no pasa en las muncipiladades, en los bancos, en los hospitales, donde cualquier persona podría resolver un asunto, pero no lo hace porque no está “autorizada”?

La temática del ”poder” y el “deber” adquiere mucha relevancia. Las leyes deben facilitar la convivencia entre las personas, no deben estar por encima de ellas.

En lo que sí concuerdo, y siempre me ha molestado, es que no importa dónde se desarrolle la película o de qué epoca sea, si es anglosajona, hablan en inglés, así sean latinos protagonizando a latinos.

Saludos y gracias por la reseña.

wílliam venegas segura dijo...

Stephen Daldry es un director inglés a quien no podemos pasar por alto, menos si en su filmografía encontramos títulos de entereza artística, tales como Billy Elliot (2000) y Las horas (2002), ¡inolvidables!
Ahora, de este realizador británico nacido en 1961, nos llega la película Una pasión secreta (2008), cursi y pésimo título destinado para el mercado latinoamericano. Su título original es The Reader ( El lector ), filme con guion de David Hare, basado en la novela escrita por Bernhard Schlink: El lector .

Una pasión secreta (este título lo agarramos con pinzas) es película de menor calidad que las otras dos citadas del realizador Daldry; sin embargo, con esto, no estamos diciendo que esta sea una película de calidad deficitaria.
De alguna manera, es una cinta tensa cuyo núcleo dramático se le escapa durante la narración, por culpa de secuencias innecesarias que distraen en lugar de enriquecer el arco dramático; verbigracia el comienzo abre una expectativa sobre algo que no sucederá más.
Igual el final, alargado con una secuencia sobrante (la trama hacía rato estaba cerrada), solo para forzar el sesgo ideologizante que tiene el filme en cuanto a afectarnos sobre el Holocausto.
No solo son secuencias, también sobran personajes (la hija del personaje masculino, algunos de sus familiares, su compañera universitaria con la que hace el amor, por ejemplo).
Por ahí, insistimos, pierde vehemencia la matriz semántica y su angustia (llamémosla así), sobre el abuso y las consecuencias que sufre un muchachito quinceañero, metido en una ardorosa vida sexual con una mujer adulta, a la que idealiza, para descubrirla –luego– como sujeto mecanizado y diseñado por la crueldad nazi.
Lo que sí desarrolla el filme de manera puntillosa y exquisita, sin morbo gratuito, es la relación entre el placer sexual y el placer de la literatura, que se conjugan en armonioso pasaje del amor del joven para con su amante de edad. Es la mezcla –diríamos– del texto sentimental con el intelectual, cuya relación forja más que un suceder de hechos: es la presencia del concepto (significado) entre las imágenes (significante). Esto se encadena muy bien con la historia del abuso.
Aquí la fotografía de Chris Menges y Roger Deakins da multiplidad de texturas para enriquecer la trama; en tanto, la música de Nico Muhly nunca pierde el sentido de oportunidad para reforzar las distintas vivencias en juego.
Lo que queda es la materialización de hechos y de emociones en el cuerpo erótico: el cuerpo es un elemento del relato, y la extraordinaria actuación de Kate Winslet le da –en palabras del español Carlos Boyero, El País – “una apabullante veracidad” a la estructura narrativa así planteada.
Aunque el drama pierde alma por secuencias y se sesga como discurso, estamos ante una película muy buena y conmovedora.

xwoman dijo...

Te fijas increíblemente en los detalles.

Yo la verdad,no tuve tiempo(jojo), me la pasé en un llanto cursi toda la película! No podía ver!!

snif.