viernes, 25 de septiembre de 2009

La Clase (Entre Les Murs)

Hay producciones que deben de ser apreciadas más allá del metraje foto impreso, entender de donde vienen o por qué se filmó da un valor agregado imprescindible para el análisis crítico del trabajo formal.
Esta película es de tomar con pinzas y al mejor estilo de Inmanuel Kant destrozarla en sus elementos. Muestra una realidad europea donde los inmigrantes son a tal punto segregados que existen escuelas solo para hijos de inmigrandos, separados del resto de la población "natural", la miríada multicultural es el bufet, a muestra de ojos entendidos, y específicamente todo el retrato social ocurre en un aula.
Los jóvenes en su jerga, con su rebeldía y su choque cultural, en ese limbo entre la tierra de sus padres y el país donde viven. Aquí no vemos pobreza, cabe resaltar la ropa y los detalles electrónicos, sino el gris espacio donde se encuentran, en especial en su vida a la adultez. Es interesante analizar los diálogos, lástima todo lo que se pierde en la traducción, pues el profesor no los entiende en la misma proporción que los pupilos lo entienden a él.
Resulta de importancia señalar que los alumnos en realidad son inmigrantes y que acuden a una de esas escuelas no son actores, al igual que la mayoría de los profesores; la película fue financiada por una organización para la cohesión cultural para retratar el diario de las angustias sobre un sistema que no los sabe acomodar en un contexto cultural determinado.
Ahora bien, no soy crítico, y a pesar de la cantidad de premios que posee, la cinta me pareció aburrida como trompo, un gallinero de ideas que no dicen nada y con demasiadas pretensiones que no cuaja en el entendimiento y contexto latinoamericano. Por eso, en gran parte se pierde la idea central pues es demasiado lejana a nuestro drama diario, irónicamente, a pesar de la cantidad de inmigración que poseemos.
El montaje me pareció magistral ciertamente, pero, y puede que este sesgado por la huella de Hollywood como me dice mi gran amigo don William Venegas, la cinta no tiene punto medular (solo lo que mencione de la historia más allá de la cinta), no presenta giros de ningún tipo, aburre pues es más de lo mismo por dos horas, diez minutos después de que inicia, la cinta, se conserva uniforme hasta que termina, es letárgica. Está llena de estereotipos: el chino inteligente con los números, el africano pendenciero y matón, la blanca que a pesar que no estudiaba leía a Sócrates, y la pobre chica de color que deja todo botado por sentirse tonta.
El valor de este trabajo radica en su propuesta como retrato social, en dar el respeto y lugar a los valientes luchadores que desean mejorar la calidad de vida de cientos de jóvenes quienes no ven ese esfuerzo y en el deseo de que todas las partes involucradas vivan en armonía.
Pero, mi comentario expresa lo que me pareció, le pongo 4 Chompipes. Es súper aburrida, repetitiva y llena de estereotipos.

La Clase (Entre Les Murs)SocialTwist Tell-a-Friend

1 comentario:

wílliam venegas segura dijo...

DISTINTO A LO QUE ESCRIBE CHAMU

La clase: lucidez. Especie de docudrama. Tiene excelente montaje.

Por supuesto que el cine tiene alma, al menos la tiene el buen cine, el cine con pretensiones, el cine que busca ser arte e ir más allá de un simple parque de diversiones. Por supuesto que hay alma en la película francesa La clase (2008), dirigida por Laurent Cantet.
De dicho director aún tenemos frescas las imágenes comprometidas de otra gran película suya: Recursos humanos (2000) y ahora –de nuevo– nos sorprende intensamente con La clase .
Laurent Cantet está decidido a continuar la beligerancia estética y el compromiso social de directores italianos emblemáticos como Roberto Rossellini, Vittorio de Sica y Elio Petri.
Con La clase y con actores adolescentes que no son profesionales (provienen de los mismos estratos marginados que vemos en el filme), Cantet logra un extraordinario daguerrotipo o retrato de las contradicciones habidas en la sociedad contemporánea, con las migraciones de los más pobres en busca de mejores condiciones de vida. De esta manera, un aula de un centro educativo, con estudiantes pobres, se convierte en microcosmos de la realidad total.
Metonimia narrativa y valiente: una parte (aula) refleja el todo (la sociedad), ejercicio mostrado con admirable uso de la cámara, a tumba abierta, siempre adentro, desde los rostros combinados de los estudiantes y de su profesor (encarnado por François Bégaudeau, igualmente coguionista, a partir de un libro escrito por el propio actor).
El agitado “toque” visual del filme muestra un montaje vibrante, de lo mejor, arte de Robin Campillo y Stéphanie Léger. La clase es cine diferente, lúcido, especie de docudrama. Es filme imprescindible para cinéfilos y estudiosos del cine.